jueves, 12 de noviembre de 2009

Matafuego mata CRM

El lunes pasé por la empresa de un muy próspero amigo. Lo encontré en la puerta hablando con un hombre, matafuego mediante. Pensé que el diálogo era casual, pero rápidamente despejó mis dudas: “lo estaba esperando”, me dijo. “Pedí a las chicas que me llamaran apenas llegara el matafueguero ”.


¿Por qué el dueño de una exitosa empresa quería hablar con el repartidor de matafuegos? Me comentó mi amigo que el hombre había llamado el viernes y él, por casualidad, oyó el diálogo con su secretaria, que se levantó, caminó hasta el matafuegos, observó la fecha de vencimiento y, con asombro, le dijo: “si vence el martes”. Luego contestó afirmativamente a la solicitud de pasar el lunes, cobrar y cambiarlo. “¡Con lo que nos cuesta a nosotros vender!”, se quejó mi amigo.


Con el matafuego se salvan vidas, se come y se educa



El lunes cuando llegué, el repartidor le mostraba su notebook: una agenda con hojas cuadriculadas. Allí, al lado del nombre y teléfono de la empresa de mi amigo, anotó la fecha del vencimiento del matafuego menos cuatro días: “Jueves 15 de octubre de 2010”. Maravilloso.

Conversamos con mi amigo y le comenté que estábamos instalando un CRM en una empresa en la que no había definido ningún proceso de atención al cliente. “Es como arar el río”, me dijo entre sabio y poeta. Pero tenía razón. A veces nos preocupamos por desarrollos elevados y no tenemos resueltas las cosas básicas.

Hace dos años conocí una empresa de logística que había implementado un nuevo sistema con seguimiento de GPS y monitores al estilo Tom Cruise en la película Minority Report. Una maravilla. Pero a la tarde, cuando llegaron los camiones, varios hicieron descargas en la vereda porque un portón interno era demasiado estrecho. Cuando les pregunté por qué no agrandaban el portón, me miraron con suficiencia y respondieron: siempre estuvo así. Controlamos el tiempo extra que requería hacer la descarga en la vereda. Las pérdidas en dos meses eran tantas como lo que habían invertido en el sistema informático.

Hay momentos en los que necesitamos volver a pensar lo básico. Mejor dicho: nunca debemos olvidar lo básico. Como el hombre del matafuego y su libreta. No tenía computadoras, pero tenía el mejor sistema para su negocio.

http://www.kaipress.com/2009/10/matafuego-mata-cmr.html